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Moral y Sentimiento

 MORAL Y SENTIMIENTO




Ser humano es estar atravesado por la Ley.

Pero "atravesado" se puede estar de muchas formas.

Algunas bastante incómodas.

En el principio, el "sí" y el "no" paternos van construyendo en nuestro aparato psíquico los fundamentos de la Ley.

A partir de ahí es como haber incorporado dos "resaltadores" uno verde y uno rojo (ponele) para subrayar cada uno de los propios actos primero y luego también los ajenos: muchos verbos de nuestro vocabulario personal están subrayado de rojo o de verde, según haya sido nuestra particular internalización/construcción de la Ley.

La mayoría de nosotros, probablemente, tendrá "sonreír" subrayado de verde y "putear" subrayado de rojo, "acariciar" subrayado de verde y "lastimar" subrayado de rojo... 

Esto, por supuesto, puede variar, pero no demasiado.

Cuando el pibe empieza la escuela, su proceso de adaptación consiste justamente en poder decodificar y adaptarse a la "ley del sentido común" del grupo al que quiere pertenecer.

Ahí, y a lo largo de toda su vida, el tipo podrá corregir y enmendar muchos subrayados.  

Pero lo que no puede es dejar de subrayar.

La cuestión es que, puestos a subrayar, terminamos subrayando cualquier verdura.

Los verbos propiamente subrayables (desde un sentido moral) son los que significan acciones.

Es improcedente y absurdo subrayar (moralmente) un verbo que signifique un sentimiento, como "temer" u "odiar".

Esto no quiere decir que no haya sentimientos dañinos o perjudiciales.

Quiere decir que no se les puede atribuir carga moral.

Y, sin embargo, lo hacemos todo el tiempo.

¿Y qué pasa entonces cuando el tipo subraya un sentimiento, valorizándolo en sentido moral, como si fuera un acto?

Tomemos el caso trillado de la envidia.

El tipo escucha que la envidia "está mal" y, acto seguido, determina que por lo tanto, él, buena persona como es, no la tiene. 

Es casi lo mismo que decir que las buenas personas no hacen caca.

Pero como la envidia no huele, al tipo le resulta mucho más fácil hacer como que no existe.

¿Y cómo  hace el tipo  para "hacer como que no existe" algo tan contundente como un sentimiento?

Sencillamente, lo reinterpreta.

Partiendo del axioma arbitrario de que es imposible que tan buena persona como él sienta envidia, cada vez que detecta algo en ese campo, el tipo lo redefine como "indignación moral", "deseo de justicia" o cualquier sanata parecida que le resulte más gratificante a su autoimagen.

Era todo lo necesario para que la envidia produzca actos que, por lo general sí entran dentro del territorio de la moral. Como rayarle el coche al vecino.

Por supuesto que a la mayoría de los que miran de afuera les queda claro lo que está pasando. 

Pero el tipo sigue así, actuando desde la envidia pero llamándola de otra forma, sólo porque aprendió que es algo que "las personas buenas no sienten".

Tremenda pelotudez, claro está.

Aclaro de nuevo por las dudas.

No estoy diciendo que la envidia tenga nada de deseable.

Estoy diciendo que no reconocerla impide tramitarla correctamente.

Y así sucede con cada sentimiento erróneamente subrayado con rojo por el tipo.

Lo niega y lo reinterpreta de una forma aceptable para su autoimagen.

Está de más decir que, una persona en tales condiciones, difícilmente pueda darse cuenta de la parte que le toca en todos sus problemas vinculares.

Es muy difícil comunicar sentimientos cuando el tipo les cambió el nombre a la mayoría de los que no le gustaba tener.

Pero como bien predijo el viejo demonio de Viena: "lo reprimido regresará para vengarse, sólo que disfrazado de otra cosa".

¿Y usted qué sentimiento "despreciable" supone que no tiene?

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