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Mostrando las entradas de enero, 2022

AUTONOMIA, BORDE, DESINTEGRACIÓN Y DEPENDENCIA

Existir es tener borde. El borde es muy importante para todo ser vivo: más allá del borde está "lo consumible", consumir "más acá" del borde implicaría comerse a sí mismo. El mandato fundamental de todo ser vivo de "seguir siendo" está indisolublemente ligado a la noción de borde. Pero en el humano se complica... El tipo, cuando se encuentra arrojado en la existencia, se ve compelido por un borde que está obligado a conservar. Y está obligado de la manera más perentoria posible: está obligado por el deseo. El tipo desea autonomía más que nada en el mundo. Porque la autonomía produce cierta sensación de control sobre lo que está afuera del borde.  Y esa sensación de control es imprescindible para que el tipo sienta que su propia vida está en sus manos: que él es el único responsable de conservarla (aunque esto sea cierto sólo en una mínima parte). El tipo, pues, de lo que más depende, es de lo que lo hace sentir independiente. Toda autonomía necesita de alg

LOS UNOS Y LOS OTROS

Los unos son los que ponen el dedo en la llaga, los otros hablan de la llaga que tocó uno. Los otros son los que "siguen el ritmo", los unos los que, al tropezar, lo cambian. Los unos son los que se rebelan a "la cosa", los otros son los que convierten esa particular rebeldía en un dogma universal y a "la cosa" en un demonio. Los otros son los que pergeñan una doctrina basada en las herejías que cometió uno. Los unos se quieren recortar sobre el paisaje, los otros quieren "ser" el paisaje. Los unos se creen mejores que los otros, los otros se creen más cuerdos que los unos. Los unos quieren empujar el mundo, los otros quieren tratar de que no se rompa. Con gran frecuencia, tal vez en secreto,  los unos quieren ser los otros y los otros anhelan ser los unos. Pero "los unos" y "los otros" no son tipos de personas sino "roles sociales".  "Trajes" que las personas se ponen intermitentemente en sus actitudes hac

PSICOLOGÍA DEL ENOJO 2 (continuación).

El enojo (tal como una embriaguez) degrada el “estándar ético” habitual del tipo.  Enojado, el tipo se permite hacer cosas que él mismo condenaría estando "sobrio de enojo". Y eso no es sólo "porque no lo puede evitar".  Además de la compulsión al acto (agresivo), el enojo produce paralelamente en el tipo, pensamientos autojustificatorios (racionalizaciones) que posibilitan la desinhibición del acto agresivo. Por ejemplo, atribuyendo masivamente "la culpa" de lo que está pasando a los sujetos sobre los cuales se canaliza el enojo, omitiendo por completo la propia responsabilidad en lo que sucedió. ¿Pero qué vendría a ser eso del "estándar ético"? El tipo  construye su estándar ético durante su vida (por prueba y error)  como "aparato captador de amor". Es decir, el tipo "quiere ser bueno" porque la internalización de la norma social (encarnada en las reacciones de los demás hacia los propios actos) lo persuadió de que ésa es l

PSICOLOGÍA DEL ENOJO

 Todo lo que existe, tiende a perseverar en su existencia, dijo Spinoza. De ahí el famoso "instinto de supervivencia" de los seres vivos. Pero la cosa en el bicho humano se complica. El bicho humano, por vivir en el tiempo, necesita recordarse  permanentemente a sí mismo que él "es".  Como si tuviera un disco en la cabeza repitiendo "yo soy el mismo que un momento atrás"... pero sin palabras. Si la cosa fuera verbal e individual esto se podría explicar simplemente: el tipo se está diciendo permanentemente a sí mismo quién es, porque eso es lo que para él significa "sobrevivir": tener una representación más o menos consistente de sí mismo en el tiempo. Dicho al revés: el instinto de supervivencia para el bicho humano significa estar "diciéndose" permanente e ininterrumpidamente "yo soy". Pero "diciéndose" entre comillas, porque esto no tiene necesariamente que ver con la palabra. La mayoría de este "decirse"