QUERER TENER RAZÓN
¿Es una forma de seducción o de defensa?
¿O qué es?
Creo que no conozco boludo tan absoluto que crea que tiene la razón en todo ni tampoco tarado que no suponga que la tiene en algo.
Creo que a las definiciones de ser humano conocidas se podría agregar la siguiente sin gran riesgo de error:
"Ser humano: animal encaprichado en tener razón".
No es muy difícil darse cuenta de lo distante que está eso a "ser racional".
Claro, no faltará el que salte a afirmar que él no quiere tener razón. Que su "religión" es la incertidumbre.
Bastará en ese caso que uno caiga en la trampa de querer convencerlo de lo contrario para que el susodicho se empecine en querer tener razón acerca de que nunca quiere tener la razón.
Pero ¿qué es "querer tener razón"?
En mi opinión, es el sucedáneo "mental" de querer ser amado o, al menos, validado.
O sea, aunque la primera impresión puede ser que la de quien quiere que le den la razón es una actitud narcisista o individualista, mi opinión es que es todo lo contrario. Es una necesidad vincular. La razón que "sirve" (para la "sensación de existir") es la que el otro te concede, no la que te das a vos mismo de manera maníaca.
O sea, la razón siempre te la da otro.
Es imposible conquistarla solipsistamente.
Es justamente el que declara "no me importa que los demás me den la razón" el que es más narcisista. Es como si dijera "no me importa tener pareja, me alcanza con la paja", o " no me importa tener amigos, me festejo mis propios logros y me rio de mis propios chistes".
Hay algunos que fueron persuadidos en su honestidad de que "es malo querer tener razón".
Pero la cosa es que, como es imposible no querer tener razón, el que creyó que el que dijo que "no hay que querer tener razón" tenía razón al decirlo, se mete a sí mismo en una situación paradojal. Sigue queriendo tener razón, pero de razones más esquizoides.
Se pone en una situación que lo precipita en la impostura. Ya que no puede dejar de querer tener razón, sólo le resta aparentar que no lo quiere. Es decir, cae en la hipocresía. Caretea de superado.
El que quiere tener razón acerca de que lo mejor es la incertidumbre está rozando esa "esquizoidia escénica".
Probablemente citará a Kant con eso de que "más inteligente es quien más incertidumbre tolera". En ese caso, la razón que está demandando se le dé es la de que es inteligente. Y eso sin tener que hacer otra cosa para probarlo que repetir a Kant. Cosa bastante poco inteligente.
Por supuesto que en la vida deberá manejarse con certezas o mañana lo echarán del trabajo por no saber qué colectivo tomar y llegar tarde.
Entiéndase bien.
No estoy hablando de filosofía sino de psicología.
No estoy diciendo que alguien "efectivamente" tenga o no razón. Digo que todos "queremos" tenerla. O, más exactamente, queremos que se nos la conceda. Que algún otro "nos la dé".
Pero claro, como somos humanos, la cosa pronto se vuelve más compleja.
Llega un punto en el que querer tener siempre razón se vuelve patológico.
Acá ya habría una pregunta
¿Qué factores determinan que esa necesidad deje de ser sana?
Yo arriesgo una posible respuesta:
Creo que la cosa se "pervierte" cuando el deseo universal de ser validados se transforma en un "deseo de dominio".
Cuando "querer tener razón" deja de ser "querer existir" para convertirse en "querer prevalecer" o "querer dominar".
El paso del imaginario horizontalista a la fantasía verticalista.
El otro extremo es la duda patológica.
En mi opinión, esta también surge de la necesidad de tener razón.
Eso combinado con nuestra falta de unicidad.
Caemos en esos estados cuando decimos "ojala me equivoque pero creo mi socio me está robando (o mi pareja me está engañando)".
Ahí entran en conflicto dos deseos de la misma intensidad, el deseo de fidelidad y el deseo de tener razón.
Y entonces empezamos a rebotar contra las paredes.
Por eso las sospechas y los celos son tan desequilibrantes.
Faltaría considerar a los que tienden a dar siempre la razón (aún cuando no están de acuerdo).
Creo que esa es otra forma de tener razón.
De esa manera, uno se asegura que el otro ya le dará la razón, puesto que sería muy loco si alguien se pone a discutir contra sus propios argumentos.
Los que tienden a querer la razón son las personalidades de tipo A.
Los que la dan, personalidades de tipo B.
En definitiva son dos estrategias de seducción.
Usted ¿de qué lado está?
¿Cómo lo vive?
¿Me dará ahora la razón?
¿O prefiere discutir?
Pablo Berraud
¿Es una forma de seducción o de defensa?
¿O qué es?
Creo que no conozco boludo tan absoluto que crea que tiene la razón en todo ni tampoco tarado que no suponga que la tiene en algo.
Creo que a las definiciones de ser humano conocidas se podría agregar la siguiente sin gran riesgo de error:
"Ser humano: animal encaprichado en tener razón".
No es muy difícil darse cuenta de lo distante que está eso a "ser racional".
Claro, no faltará el que salte a afirmar que él no quiere tener razón. Que su "religión" es la incertidumbre.
Bastará en ese caso que uno caiga en la trampa de querer convencerlo de lo contrario para que el susodicho se empecine en querer tener razón acerca de que nunca quiere tener la razón.
Pero ¿qué es "querer tener razón"?
En mi opinión, es el sucedáneo "mental" de querer ser amado o, al menos, validado.
O sea, aunque la primera impresión puede ser que la de quien quiere que le den la razón es una actitud narcisista o individualista, mi opinión es que es todo lo contrario. Es una necesidad vincular. La razón que "sirve" (para la "sensación de existir") es la que el otro te concede, no la que te das a vos mismo de manera maníaca.
O sea, la razón siempre te la da otro.
Es imposible conquistarla solipsistamente.
Es justamente el que declara "no me importa que los demás me den la razón" el que es más narcisista. Es como si dijera "no me importa tener pareja, me alcanza con la paja", o " no me importa tener amigos, me festejo mis propios logros y me rio de mis propios chistes".
Hay algunos que fueron persuadidos en su honestidad de que "es malo querer tener razón".
Pero la cosa es que, como es imposible no querer tener razón, el que creyó que el que dijo que "no hay que querer tener razón" tenía razón al decirlo, se mete a sí mismo en una situación paradojal. Sigue queriendo tener razón, pero de razones más esquizoides.
Se pone en una situación que lo precipita en la impostura. Ya que no puede dejar de querer tener razón, sólo le resta aparentar que no lo quiere. Es decir, cae en la hipocresía. Caretea de superado.
El que quiere tener razón acerca de que lo mejor es la incertidumbre está rozando esa "esquizoidia escénica".
Probablemente citará a Kant con eso de que "más inteligente es quien más incertidumbre tolera". En ese caso, la razón que está demandando se le dé es la de que es inteligente. Y eso sin tener que hacer otra cosa para probarlo que repetir a Kant. Cosa bastante poco inteligente.
Por supuesto que en la vida deberá manejarse con certezas o mañana lo echarán del trabajo por no saber qué colectivo tomar y llegar tarde.
Entiéndase bien.
No estoy hablando de filosofía sino de psicología.
No estoy diciendo que alguien "efectivamente" tenga o no razón. Digo que todos "queremos" tenerla. O, más exactamente, queremos que se nos la conceda. Que algún otro "nos la dé".
Pero claro, como somos humanos, la cosa pronto se vuelve más compleja.
Llega un punto en el que querer tener siempre razón se vuelve patológico.
Acá ya habría una pregunta
¿Qué factores determinan que esa necesidad deje de ser sana?
Yo arriesgo una posible respuesta:
Creo que la cosa se "pervierte" cuando el deseo universal de ser validados se transforma en un "deseo de dominio".
Cuando "querer tener razón" deja de ser "querer existir" para convertirse en "querer prevalecer" o "querer dominar".
El paso del imaginario horizontalista a la fantasía verticalista.
El otro extremo es la duda patológica.
En mi opinión, esta también surge de la necesidad de tener razón.
Eso combinado con nuestra falta de unicidad.
Caemos en esos estados cuando decimos "ojala me equivoque pero creo mi socio me está robando (o mi pareja me está engañando)".
Ahí entran en conflicto dos deseos de la misma intensidad, el deseo de fidelidad y el deseo de tener razón.
Y entonces empezamos a rebotar contra las paredes.
Por eso las sospechas y los celos son tan desequilibrantes.
Faltaría considerar a los que tienden a dar siempre la razón (aún cuando no están de acuerdo).
Creo que esa es otra forma de tener razón.
De esa manera, uno se asegura que el otro ya le dará la razón, puesto que sería muy loco si alguien se pone a discutir contra sus propios argumentos.
Los que tienden a querer la razón son las personalidades de tipo A.
Los que la dan, personalidades de tipo B.
En definitiva son dos estrategias de seducción.
Usted ¿de qué lado está?
¿Cómo lo vive?
¿Me dará ahora la razón?
¿O prefiere discutir?
Pablo Berraud
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