Ir al contenido principal

El Guión

 




El Guión.

Todos tenemos un Guión, que es como nuestra "carta de recomendación" para decirle al Otro quién soy.

El Guión es un diálogo entre La Ley y el Yo Idealizado.

El Guión es el relato destinado a afirmar la sensación "Yo, Centro del Mundo".

El Guión es la película en la que somos el Protagonista Principal que, de una forma u otra, deber ser justificado.

El Guión es el plan de márketing interno que nos dice (pretendiendo decirle a los demás) que somos "dignos de pertenecer" a la manada, pero a la vez reconocidos como "diferentes" (diferenciables) de los demás.

El Guión es el nombre que le dan algunos autores a esa mezcla de autobiografía automática y manual de instrucciones que todo ser humano, por el simple hecho de tener (poseer/ser poseído por) un lenguaje narrativo, se ve compelido a escribir y reescribir interminablemente, como una araña que teje su tela.

La función psicológica del Guión es dar sensación de coherencia: construir un relato en el que los actos espontáneos del sujeto parezcan lo suficientemente aceptables, o "cuerdos", o "sensatos", o "admirables", etc (según los parámetros del mismo sujeto) para no ser expulsado de la manada pero a la vez ser diferenciado de los demás.

Si esto, crear un Guión relativamente coherente, no se consigue, el tipo "hace síntoma" (entra en desestructuración, depresión, ansiedad, pánico, etc.).


El Narrador del Guión (que no suele estar en manos de la voluntad del sujeto) se ve constantemente compelido a redactar para un público imaginario cuyas características, no obstante, están suficientemente especificadas en el propio Manual de Instrucciones (Imprinting) personal como la Voz de un "Otro Generalizado" (una especie de Juez) poseedor de definiciones acerca de qué es la Salud, la Cordura, la Sensatez, la Belleza, el Bien, entre otras "arbitrariedades".

Es importante entender que al Narrador del Guión le importa mucho menos la realidad que la coherencia interna. Y así la gente se priva de infinidad de experiencias que podrían ser de crecimiento o disfrute, por no poder encajarlas armónicamente en el propio Guión.

El Guión posee instrucciones autolimitantes del tipo: "No sirvo para eso" que muy frecuentemente son generalizaciones apresuradas basadas en una sola experiencia o ninguna. A veces, estas definiciones nos las implantaron los padres y/o educadores de manera completamente arbitraria e injusta, pero nosotros las tomamos como verdad. Si es el caso, todas las conductas propias que contradigan esa autodefinición no serán registradas por el Guión, a fin de conservar su coherencia interna.

¿Entonces?

¿Qué hay que hacer?

Sin Guión no se puede vivir, es parte de la naturaleza lingüístico-cultural humana, así que no se puede prescindir. Pero sí se lo puede deconstruir y reformular indefinidamente.

Hay partes del Guión que son muy importantes y sirven de pilares a nuestra identidad. Ésas las tenemos que rescatar y valorar.

Hay otras que nos limitan gravemente. Ésas son las que tenemos que reescribir.

¿Y esto lo puede hacer uno mismo por su propia cuenta?

Probablemente sí, en gran medida... pero es mejor asistido por una escucha entrenada para eso.

O sea, más fácil es con terapia.

Terapéuticamente hablando, sería deseable dejar de tener (ser despotizado por) un Guión unilateralmente autojustificatorio/autopunitivo formado por la repetición interminables de unas pocas escenas arquetípicas y transformarlo en uno comprehensivo, multilateral, matizado y sutilizado.

Esto permitiría que el sujeto sea capaz de alojar en el relato la mayor diversidad posible de experiencias existenciales reales por las que va atravesando, en lugar de querer encajar todo lo que se parece en una categoría estereotípica destinada a reparar algún trauma del pasado.

Es deseable la construcción de un Guión que habilite la comprensión y la compasión hacia el propio ser-en-el-mundo: un ser imperfecto, vulnerable, pero también creativo y eficaz en la medida que se le permita ser lo que es y no pretenda ser otra cosa.

Un Guión que haya enfrentado y renegociado los mandatos del propio Manual de Instrucciones y sepa dar cuenta de porqué hace las cosas en lugar de hacerlas impulsado por una compulsión atávica.

Cuanto más capacidad narrativa tenga el sujeto, más ámbitos de la propia experiencia va a poder alojar en su propio Guión.

Porque los que no pueda alojar (por rigidez del Guión, por incapacidad narrativa, o por otros mecanismos defensivos que sería largo describir acá) son justamente los que quedan operando de manera tácita (en la sombra) y sostienen la neurosis

Comentarios