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PSICOLOGÍA DEL ENOJO

 Todo lo que existe, tiende a perseverar en su existencia, dijo Spinoza. De ahí el famoso "instinto de supervivencia" de los seres vivos. Pero la cosa en el bicho humano se complica. El bicho humano, por vivir en el tiempo, necesita recordarse  permanentemente a sí mismo que él "es".  Como si tuviera un disco en la cabeza repitiendo "yo soy el mismo que un momento atrás"... pero sin palabras. Si la cosa fuera verbal e individual esto se podría explicar simplemente: el tipo se está diciendo permanentemente a sí mismo quién es, porque eso es lo que para él significa "sobrevivir": tener una representación más o menos consistente de sí mismo en el tiempo. Dicho al revés: el instinto de supervivencia para el bicho humano significa estar "diciéndose" permanente e ininterrumpidamente "yo soy". Pero "diciéndose" entre comillas, porque esto no tiene necesariamente que ver con la palabra. La mayoría de este "decirse"...
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LA FERTILIDAD DEL FRACASO

Ya desde muy antaño en occidente conocemos esa metáfora que señala que, para "ver la luz", hay que caerse del caballo. Parecería que, mientras tanto, uno vive cegado por el espejismo voluntarista y meritocrático. Es natural y sano tener miedo al fracaso (tanto en lo vincular, como en lo laboral o lo social) y también existen los que lo generan inconcientemente como una especie de autocastigo. Esto último, por supuesto, no me parece sano tampoco. Pero también me parece que la humildad necesaria para comprender a los otros (y a uno mismo) como seres necesitados de los demás no puede venir de ninguna otra parte que desde el derrumbe de nuestra omnipotencia. Claro que fracasar puede resultar traumático. Pero agradecer el fracaso es el principio de la sanación Pablo Berraud
  ¿Decimos nuestra palabra o nuestra palabra nos dice? ¿Formulamos nuestras oraciones o nuestras oraciones nos forman? Y me pregunto ¿cuánto narcisismo hace falta para sentirse dueño de la propia palabra? Cada palabra pronunciada (o pensada) es una invocación a un ángel o un demonio . Cuando venimos al mundo lo que nos espera es la palabra. Y toda inspiración cabalga en la palabra  Estamos hundidos, inundados, impregnados, envenenados y redimidos por palabras. Están literalmente en nuestra carne. No hay otro veneno ni otro antídoto. Creo que sin palabras no hay principio. Creo que la palabra es el verdadero Dios y es tan magnánima que sirve hasta para negarse a sí misma. Creo que no se puede creer en nada sin palabras, como tampoco descreer de ninguna cosa (que en definitiva no es más que otra creencia). Hasta un nihilista necesita creer (al menos) en la palabra "nada". Pablo Berraud

¿Quién se beneficia con el relativismo ético?

Siempre me llamó la atención la vehemencia con la que los relativistas defienden esta cuestión de que "todo es relativo" o "ninguna opinión tiene más valor que otra", como religioso que defiende un dogma de fe. Poniéndole onda, sospecho que puede haber detrás de eso un intento de rescatar la dignidad de todo humano y su derecho a decir.  El problema es que, en esa "buena intención" (démosles el beneficio de la duda), se les pierde de vista el hecho de que los discursos socialmente establecidos nunca son inocentes.  Siempre hay detrás de éstos una disputa de poder. Es más, en todo vínculo en el que no se haya podido "limpiar" la lucha de poder (quién la tiene más grande), siempre termina ganando el más fuerte o el más sagaz (que es otra forma de fuerza). Entonces, este "relativismo absolutista" termina siendo una ingenuidad peligrosa, que habilita  a los más psicópatas de nuestra "bendita" sociedad para hacer el mal.   Total, t...

Del manual de instrucciones...

Los que tenemos lenguaje (o sea usted y yo) incorporamos también junto con éste, una especie de manual de instrucciones individual que viene a ser una especie de app o programa de amplio espectro que va guiando gran parte de nuestros actos cotidianos. Serían como las reglas verbales de Skinner articuladas por el superyó de Freud. Las instrucciones de las que consta ese "programa" regulan nuestra conducta social y la percepción de nosotros mismos. Desde "no debo orinar en público" hasta "no soy bueno para las matemáticas". Algunas autoinstrucciones, por lo tanto, son útiles, incluso imprescindibles. Pero otras son autolimitantes y, muy frecuentemente, no tienen nada que ver con la realidad. Muchas veces, por razones más bien fortuitas, a una frase soltada al azar por alguno de nuestros progenitores o figuras de referencia, le damos tal trascendencia que la convertimos en un supuesto eje de nuestra identidad. Y así andamos a veces, soportando la carga de pal...

El Guión

  El Guión. Todos tenemos un Guión, que es como nuestra "carta de recomendación" para decirle al Otro quién soy. El Guión es un diálogo entre La Ley y el Yo Idealizado. El Guión es el relato destinado a afirmar la sensación "Yo, Centro del Mundo". El Guión es la película en la que somos el Protagonista Principal que, de una forma u otra, deber ser justificado. El Guión es el plan de márketing interno que nos dice (pretendiendo decirle a los demás) que somos "dignos de pertenecer" a la manada, pero a la vez reconocidos como "diferentes" (diferenciables) de los demás. El Guión es el nombre que le dan algunos autores a esa mezcla de autobiografía automática y manual de instrucciones que todo ser humano, por el simple hecho de tener (poseer/ser poseído por) un lenguaje narrativo, se ve compelido a escribir y reescribir interminablemente, como una araña que teje su tela. La función psicológica del Guión es dar sensación de coherencia: construir un rel...

Tipos de Yo idealizado

  Según Karen Horney, el Yo Ideal (neurotizante) de las personas podría catalogarse en tres tipos principales: Yo Ideal Poderoso (condena en el sujeto toda manifestación de "debilidad" o "impotencia")  Se inhiben los deseos de intimidad  Demanda sumisión a los demás  Su fórmula simplificatoria: "todo se soluciona con más control"  Yo Ideal Bondadoso  (condena en el sujeto toda manifestación de "agresividad" o "egoísmo")  Se inhiben los deseos de triunfo.  Demanda cuidado a los demás Su fórmula simplificatoria: "todo se soluciona con más amor"  Yo Ideal Desapegado  (condena en el sujeto toda manifestación de interés o entusiasmo)  Se inhibe toda ambición del yo generativo.  Demanda independencia a los demás. Su fórmula simplificatoria: "todo se soluciona con más libertad"  "hay que desapegarse para no sufrir"  ¿En cuál te reconocés? ¿Cuál es tu fórmula simplificatoria?

Sobre causas y soluciones.

  Creo que es un error pensar que sólo conociendo las causas se encontrará una solución a un problema psicológico. Saber la causa de un padecer, no significa necesariamente tener el remedio para sanarlo. Ejemplo metafórico: Si a un tipo lo moja la lluvia la causa puede ser que se olvidó el paraguas. Sin embargo lo que necesita ahora, que ya está mojado y pasó la lluvia, no es encontrar un paraguas sino una toalla. Algo que no se parece en nada a un paraguas y tiene otra función, la de secar lo mojado. El culto a las causas puede hacer que el tipo se quiera secar con un paraguas... incluso con un paraguas mojado. Simétricamente, como dice Marino Perez Alvarez, que la aspirina calme el dolor de cabeza no quiere decir que la causa del dolor de cabeza sea la falta de aspirina.