Presiento que voy a ser puteado. Ya varias veces empecé o terminé una nota así. ¿Será que me gusta ser puteado? ¿O será que soy un sádico que me gratifico en ver cómo se enoja el otro? Creo que no es así. La verdad es que, aún habiéndolo esperado, me desagrada bastante cuando alguien me insulta, me agrede o me desprecia por lo que escribo. Me puedo “defender” diciéndome que el ataque del otro es una reacción defensiva, porque toqué alguna fibra que lo incomoda o lo ofende. Pero el desagrado persiste. Al igual que a la mayoría de los no-psicópatas, me gusta ser amado, valorado e, incluso, elogiado, y me desagrada ser agredido, despreciado y, sobre todo, ignorado. ¿Y entonces por qué lo hago? ¿Por qué escribo cosas con la convicción previa de que voy a generar reacciones adversas en más de uno? ¿Por qué no escribo textos edulcorados que me aseguren el “amor de las masas” y cientos de “likes”? En relación a esto (y para ir entrando en tema de una mane
Compartiendo Psicología