Desde que el concepto de
autoayuda alcanzó popularidad y se inundó el mercado de libros del tema, se
generaron tanto fervientes fanáticos como intensos detractores.
¿Por qué causa esta idea
tales pasiones encontradas?
Los fenómenos que producen
fanatismos (tanto a favor como en contra) me llaman la atención. Entre otras
cosas, porque es raro que lo produzcan en una sola dirección. Parecería que
cuando algo (o alguien) despierta pasión, lo hace en ambos sentidos (amor y
odio... o desprecio).
Pero eso sería un tema
aparte y no quiero irme tanto por las ramas.
Así que volvamos a la
autoayuda.
Para saber si algo es
válido o no, en mi opinión, la cuestión del consenso no sirve para nada.
Ya la famosa frase del
mayo francés:
“Coma caca, millones de moscas no
pueden estar equivocadas”.
También se ve en las redes
sociales que las frases más idiotas son las que más “likes” reclutan.
Así que, al menos en estos
tiempos, no se puede juzgar la validez de algo por su cantidad de “adherentes”.
Puta, me fui de nuevo por
las ramas.
Me tengo que autoayudar a
ponerme en foco.
Bueno, acá estoy.
La autoayuda:
Primero:
Quien no se quiere ayudar a sí mismo
está pateando para afuera toda la responsabilidad.
¿Hasta acá estaríamos de
acuerdo?
Quien quiere que la
solución de sus problemas venga siempre “de afuera” (ya sea Dios, el Estado, La
Comunidad o el Terapeuta) parecería estar teniendo una “actitud infantil”.
Quizás, algún Trastorno
por Dependencia. Quizás una Depresión, en la que el tipo perdió
por completo la confianza en sí mismo, en su propio criterio y fuerza.
Es una forma pasiva de
narcisismo (o egocentrismo) en la cual su forma de recibir atención es
justamente “no autoayudándose”. Por la vía de la desvalidez.
Paradójicamente, para
salir del trastorno va a necesitar ayuda externa. Justamente “porque
sólo no puede”. Aunque esa “ayuda” tendrá que consistir, entre otras
cosas, en ayudarle a ayudarse a sí mismo. A tomar responsabilidad por su propia
vida.
Darle a un depresivo un
libro de autoayuda y darle un rollo de papel higiénico tendrán más o menos el
mismo destino. Los va a usar para lo mismo. Si es que los usa.
Se sabe que las “frases
motivacionales” el único efecto que causan en un depresivo es incrementar su
angustia.
Así que por ahí no es.
En el extremo opuesto
estaría el soberbio (digamos, con un Trastorno Narcisista, por hacerla
corta).
Éste, en su omnipotencia,
probablemente también se niegue a la idea de autoayuda. Entre otras cosas (y también paradójicamente)
porque para asimilar el concepto va a tener que leer un libro escrito por otro
(que es una forma indirecta de “aceptar consejos”). Y él se las sabe todas
¿para qué mierda necesita eso?
¿Y entonces quién es el
destinatario de estos libros?
La gran mayoría que no es parte de ninguno de estos dos extremos.
El que en algún punto ya sabe que se tiene que ayudar a sí mismo.
Que los panes no llueven del cielo, como quien dice.
El que en algún punto ya sabe que se tiene que ayudar a sí mismo.
Que los panes no llueven del cielo, como quien dice.
Como el género es amplio, creo que no se puede hablar de autoayuda como algo bien definido.
Además, como esto no es un estudio serio sino sólo la opinión de un boludo, tampoco es que me puse a mirar los miles de libros que hay en el mercado.
Usted, por lo tanto (y como es obvio) queda en total libertad de opinar distinto... sobre todo en la importantísima cuestión de que soy un boludo.
Así que voy a hablar principalmente de un tipo particular que me parece un poco turbio.
En estos libros, el problema, por lo general, es que en el “paquete ideológico” propuesto viene incluido (en el "ayúdate a ti mismo") el “únicamente” .
Además, como esto no es un estudio serio sino sólo la opinión de un boludo, tampoco es que me puse a mirar los miles de libros que hay en el mercado.
Usted, por lo tanto (y como es obvio) queda en total libertad de opinar distinto... sobre todo en la importantísima cuestión de que soy un boludo.
Así que voy a hablar principalmente de un tipo particular que me parece un poco turbio.
En estos libros, el problema, por lo general, es que en el “paquete ideológico” propuesto viene incluido (en el "ayúdate a ti mismo") el “únicamente” .
Se ve también en las
frases de facebook.
“Confía sólo en ti mismo y
nunca serás defraudado” (ponele).
Cuál más, cuál menos
suelen ser una invitación al individualismo.
No muy explícitamente,
pero bastante obvio si se lo quiere ver, uno de los conceptos nucleares de la
supuesta autoayuda es la autosugestión.
El famoso libro “El
secreto” es uno de los más emblemáticos de este método.
La famosa frase “Yo
puedo”, que los "autoayudadores" se pegan en cartelitos por toda la casa,
no es otra cosa que eso: autosugestión.
¿Y por qué esto es “malo”?
seguramente dirá más de uno.
Porque en la autosugestión
no hay muchas consideraciones acerca del realismo (ni hablar de la ética) de lo
que uno puede llegar a querer.
Es una lisa y franca validación
de la ley del capricho.
Y la ley del capricho, por
decirlo de algún modo, es el “núcleo duro” del individualismo.
El ideal del éxito a cualquier precio
es lo que sostiene este sistema de locos en el que estamos inmersos.
Claro que en esta lógica
del darwinismo social, a nadie le importa mucho los miles de boludos que se
proponen cosas imposibles para ellos.
Si uno se autosugestiona de
que puede volar y se tira de un edificio... Bueno. No era de los que le servían
al sistema. Es una baja necesaria.
“Muchos deben fracasar para que los mejores triunfen”. Por supuesto, esto no lo dice ningún libro de autoayuda.
Sugieren que el lector es justamente uno de los elegidos. “Basta con que se lo repita lo suficiente”.
“Muchos deben fracasar para que los mejores triunfen”. Por supuesto, esto no lo dice ningún libro de autoayuda.
Sugieren que el lector es justamente uno de los elegidos. “Basta con que se lo repita lo suficiente”.
La “sugestión perfecta”
tiene otro nombre: se llama hipnosis. Y se sabe que un
hipnotizado no es dueño de sus actos, ni siquiera de su conciencia. Y esto es
verdad aunque esa hipnosis sea autoinfringida. Es decir, sea autohipnosis.
¿Que algunos lo probaron y
lograron cosas? Y, bueno, sí. Pero la cuestión es que, como todo hipnotizado,
no logró algo desde su propio ser, sino que se convirtió en un títere de otro. En
este caso, del sistema de consumo.
Fue corriendo tras una
zanahoria y la alcanzó,
Qué bárbaro.
Aplausos.
¿Y ahora se conoce más a
sí mismo? ¿O es mejor persona?
Probablemente no.
Probablemente lo único que
consiguió sea un auto, o algo parecido.
Además, por supuesto, de
un inflado
ego.
Y si la cosa no funcionó,
que es, lamento decirlo, lo más probable, el tipo va a terminar peor de lo que
estaba antes. Porque va a haber ganado un sentimiento de ineficacia
proporcional a la zanahoria deseada sin conseguir.
La alternativa intermedia
es que
viva en una nube de pedos toda su vida, convencido de que algún día
alcanzará la ansiada zanahoria.
O sea, además de
hipnotizado, ineficaz. Casi como drogado.
No haciendo lo que en
verdad podría hacer por gastar toda su “energía psíquica” en quimeras
imposibles.
La autosugestión no es verdadera
voluntad.
Es más parecida a una
compulsión.
Es lo contrario a ser
dueño de sí mismo.
¿Y por qué nos lo creemos?
Justamente por vanidad.
Porque a cualquiera le gusta que le endulcen el oído diciéndole que “puede alcanzar todos sus sueños”.
Aunque el que se lo diga sea un libro.
Una vez leí por ahí que
los libros de autoayuda al que más “autoayudan” es al autor, que se llena de
guita vendiéndolos.
Por el momento no tengo
noticia de que haya alguna validación seria de que esto sirva para algo. Salvo,
como se dijo, para vender muchos libros.
¿Y entonces?
¿Cuál es la causa de tal
boom de ventas?
¿Se acuerda de lo de las
moscas del principio?
Pero bueno, no se deprima.
Todos comimos mierda en
algún momento de la vida.
Es la única manera de
saber que eso no se come.
Al menos si uno no tiene
un buen olfato para evitar probarla.
¿Estoy generalizando por demás?
Probablemente.
Como dije. No conozco todos los libros del tema. Ni siquiera demasiados.
¿Habrá alternativas no tan extremas?
Seguramente.
Me vienen a la mente un par que leí en la adolescencia que me ayudaron a pensarme un poco, quizás por primera vez en mi vida y que fueron las primeras cosas que leí que se parecían a la psicología.
Uno es el tan odiado por Fromm "Cómo ganar amigos" (quizás porque vendía muchos más ejemplares que él). Otro es el famoso "Tus zonas erróneas".
Claro, estoy hablando de libros que tienen más de 40 años.
Esos, según recuerdo vagamente, tenían algunas perspectivas interesantes.
Aunque tendría que leerlos ahora para estar más seguro.
Cosa que muy posiblemente nunca haré.
Valga esto, en todo caso, para estar atento y no comprar gato por liebre.
¿Estoy generalizando por demás?
Probablemente.
Como dije. No conozco todos los libros del tema. Ni siquiera demasiados.
¿Habrá alternativas no tan extremas?
Seguramente.
Me vienen a la mente un par que leí en la adolescencia que me ayudaron a pensarme un poco, quizás por primera vez en mi vida y que fueron las primeras cosas que leí que se parecían a la psicología.
Uno es el tan odiado por Fromm "Cómo ganar amigos" (quizás porque vendía muchos más ejemplares que él). Otro es el famoso "Tus zonas erróneas".
Claro, estoy hablando de libros que tienen más de 40 años.
Esos, según recuerdo vagamente, tenían algunas perspectivas interesantes.
Aunque tendría que leerlos ahora para estar más seguro.
Cosa que muy posiblemente nunca haré.
Valga esto, en todo caso, para estar atento y no comprar gato por liebre.
Pero una cosa me parece importante.
Uno no puede sacarse de un pozo
tirando de sus propios pelos.
Necesita de otro que tire.
Como siempre, la solución
está en mirar al otro.
Tanto para ayudarlo, como
para reconocer que necesitamos ayuda.
La solidaridad es la palanca que nos
vuelve humanos.
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