Ir al contenido principal

HACÉ LO QUE SIENTAS

"HACÉ LO QUE SIENTAS"



Pocos consejos conozco tan pelotudos como éste...
Y, sin embargo, es uno de los que más se escucha en estos tiempos.
No es un consejo que se le pueda dar, por ejemplo a un depresivo (ni tampoco a un maníaco, sin importar lo contento que esté).
Hay una tendencia común a considerar a lo sentimientos como lo más real que tenemos.
Y así es como nos la pasamos haciendo cagadas difíciles de solucionar.
Los sentimientos, apenas surgen, por su carácter involuntario, no tienen un marcador ético.
No se puede decir que sean (éticamente) buenos o malos, justamente por carecer de intencionalidad, que es lo que determina el signo moral.
Pero, que esto sea una verdad irrefutable, no habilita (en realidad, justamente objeta) que pueda un sujeto ser gobernado por ellos.
Una vez que el SENTIMIENTO surge (ya sea positivo o negativo, agradable o desagradable) la VOLUNTAD puede consentirlo o no. Dejarlo crecer o desestimarlo (que no es lo mismo que reprimirlo).
Con esta mala interpretación vulgar del concepto de REPRESIÓN de Freud (que muchas veces la misma imprudencia o superficialidad de algunos psicoanalistas contribuye a fomentar), se escucha frecuentemente el consejo:
“No te reprimás porque te podés enfermar” (como si la represión pudiera ser voluntaria) como una invitación a dejarse fluir por donde sea que el sentimiento nos lleve.
Tristemente, muchos han verificado que "el sentimiento no es ni bueno ni malo"... siempre y cuando no se transforme en acto.
Quizás el surgimiento de la ira (incluso del resentimiento) sea involuntario.
Pero si lo consentimos y validamos (o, incluso, alimentamos) con nuestros pensamientos, nos pueden conducir fácilmente al crimen.
"HACÉ LO QUE SIENTAS" puede concebirse, desde este marco, como actuar a partir de una emoción sin que la inteligencia y la voluntad sean eficaces para mediar en la compulsividad.
Eso, es justamente lo que quiere el sistema para que primero compres y después pienses (cuando llega el resumen de la tarjeta).
El YO OBSERVADOR (autoconciencia) es lo que posibilita cierta independencia del imperio de las emociones.
El poder discernir cuáles nos conviene alimentar y cultivar y cuáles no.

Comentarios