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MEDIOCRIDAD

Y USTED...
¿A QUIÉN LE DICE MEDIOCRE?



Me parece que no es algo descabellado (y tampoco mi propia "proyección") si digo que la mayoría de nosotros tenemos la tendencia a afirmar, sin mucho fundamento, que "siempre los mediocres son los otros".
Rara vez uno usa ese calificativo para sí mismo.
Quizás esta tendencia caiga dentro del ya citado "síndrome de la oveja negra".
O quizás implique algún tipo de elitismo inconfeso (incluso para uno mismo).
Para los cultos, los mediocres son lo ignorantes... y viceversa.
Para los ateos, los mediocres son los creyentes... y viceversa.
Para los comunistas, los mediocres son los capitalistas... y viceversa.
Para la "clase media", los mediocres son los pobres... y viceversa.
La lista es más larga, pero creo que con esto ya se entiende.
Creo que no es caer en algún tipo de subjetivimo o perspectivismo afirmar que todos pueden estar en lo cierto (incluso sus respectivos "viceversas").
¿Pero esto significa que la etiqueta peyorativa de "mediocre" se reduciría a cierta forma de estigmatizar al diferente?
A veces sí.
Pero yo creo que la mediocridad existe.
Aunque quizás no sea una característica que pueda aplicarse a una persona como totalidad, sino a algún aspecto de la propia vida.
¿Pero cuáles aspectos?
¿Y cómo identificarlos?
(Suponiendo que tal cosa nos importe).
Se me ocurre que, quizás, nuestras áreas mediocres sean aquellas en las que no fuimos capaces (aún) de una adecuada elaboración de la angustia.
La angustia por la propia finitud, pero también la angustia que, de por sí, nos causa el otro... la alteridad.
Cada cual deberá indagar, por supuesto, qué significa eso para sí mismo.
De la angustia...
Alguno se defenderá con la prudencia, otro se defenderá con impulsividad.
Alguno se defenderá hablando hasta por los codos, otro se defenderá callando.
Alguno se defenderá con "buenas costumbres", otro con arranques de vulgaridad.
Alguno se defenderá acumulando información, otro con una deliberada ignorancia.
Alguno se defenderá quedándose aislado y encerrado, otro pasándosela de fiesta en fiesta.
Etc. (otra vez).
El sesgo autojustificatorio consistirá en todos los casos en considerar "mediocre" al que se defiende de la manera opuesta.
Cuando, quizás, sea justamente en esas conductas "opuestas" donde hallemos la clave de lo que tenemos que afrontar.
En todos los casos, me parece que lo que nos ata a una "existencia inauténtica" (mediocre) es la autocomplacencia.
Que se precisa cierta "impiedad" con uno mismo para poder siquiera vislumbrar de qué nos defendemos y por qué.
Sin un adecuado afrontamiento de la angustia, me parece, será difícil acceder a una "existencia auténtica" (no-mediocre).
¿Y en qué consiste eso?
Y... ésa sería una pregunta "defensiva"... el único camino para averiguarlo es elaborar la propia angustia.

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