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LA CULPA




Hoy en día muchas personas creen que la culpa es algo que inventó la iglesia o la sociedad para controlar a la gente.
Como si la culpa fuera algo antinatural incrustado desde afuera.
Esta idea, dicho sea de paso, es solidaria con las filosofías naturalistas que creen que el hombre sería más feliz y pleno en medio de la selva como un mono, tal como lo planteó Rousseau. 
La realidad, me parece, es que quien permanece impávido y no siente culpa alguna al haber dañado a otro es sencillamente un PSICÓPATA.
La culpa es un marcador natural de humanidad.
Claro que existe la culpa patológica causada por demandas personales acerca de sí mismo completamente fantasiosas y, en este caso sí, incrustadas muchas veces desde afuera. Pero ése es un caso puntual, correspondiente a ciertas estructuras psicológicas con las que hay que trabajar de una manera en particular. Como venimos diciendo, cualquier receta general es inaplicable.
Incluso es dado considerar que cierto grado de culpabilización patógena podemos tener todos, basada en algunos imperativos categóricos que nada tienen que ver con nuestra naturaleza particular.
Pero eso no quita que haya una CULPA SANA que es necesario mirar a fin de hacernos más humanos y que remite a esa parte fundamental de la humanidad que es la capacidad de convivir con otros de manera tal que resulte beneficioso para todos, incluidos, por supuesto, nosotros mismos.
Hoy la sociedad moderna necesita seres aislados e individualistas que tiendan a tapar toda sensación de aislamiento con el consumo compulsivo.
Por eso la culpa resulta ser antifuncional al sistema.
Porque el reconocimiento de la misma es la única forma que tenemos de relacionarnos íntimamente con los demás, al punto de que su negación nos incapacita para amar.
...Y EL ARREPENTIMIENTO
Arrepentirse, no tiene nada que ver con la autoflagelación, ya sea física o psicológica.
Someterse voluntariamente al sufrimiento (como arrodillarse en maíz o cosas por el estilo) está peligrosamente cerca del masoquismo que, lejos de ser un camino de crecimiento, es una compulsión perversa.
Ya la vida tiene de por sí bastante sufrimiento como para que no haya que andar buscándolo a propósito.
Arrepentirse tiene más que ver con un CAMBIO DE MIRADA.
La mayoría de nosotros, aunque no todos, tiende a poner la causa de los propios problemas y dificultades en causas externas a nuestra voluntad. Arrepentirse significa empezar a hacernos cargo de la parte que nos toca.
A tomar responsabilidad por nuestra propia vida.
Por supuesto que si mañana llueve, no es culpa nuestra.
Eso sería otra vez irse a un extremo.
Pero, por lo general, tendemos a hacernos menos cargo de lo que corresponde en relación al estado actual de nuestra vida.
Por eso el arrepentimiento es necesario para la toma de responsabilidad.

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