Antes de que me lo diga otro (y pretendiendo prever que, a pesar de eso, igual me lo dirán) he de reconocerme como persona prejuiciosa. Con esto, no obstante, no estoy diciendo más que una tautología. Ya que (según mi prejuicio) ser persona es tener prejuicios. Me parece a mí que es algo inevitable. Ya los psicólogos explicaron lo suficiente esto de la economía cognitiva como para que me extienda en ese punto. En cuanto a mí, seguramente tenga docenas (o cientos o miles) de prejuicios. En realidad no los puedo contar por ser justamente una característica del prejuicio el no ser visto por quien lo porta. ¿Y si no me doy cuanta cómo sé que los tengo? El diálogo abierto con los otros puede echar luz, a veces, sobre nuestros propios prejuicios. Y cuando muchas veces verificamos que incurrimos en cierto error de juicio, nos parece que podemos predecir que lo volveremos a cometer. ¿Será esto último un prejuicio? ¿Será que sólo tengo el prejuicio de tener prejuicios? Creo que no. Que e
Compartiendo Psicología