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EL CÓMO Y EL QUÉ


¿QUÉ ES MÁS IMPORTANTE, LA FORMA O EL CONTENIDO?

Ésa sería la pregunta. 


Me atrevo a predecir que, quien no lea (y aún muchos que lean) se inclinarán por decir que lo que importa es el contenido y no la forma. El "qué" y no el "cómo".


Como vivimos en la cultura del packaging y la apariencia, esta opinión, creo, se transformó en un lugar común y, como tal, en un prejuicio.


No digo que sea necesariamente falsa. Pero, como dije ya varias veces, un prejuicio no necesita ser falso para ser un prejuicio. Su característica fundamental no es la verdad o la falsedad sino el hecho subjetivo de ser repetido sin ser pensado.


Voy a argumentar en contra de esta opinión como disparador para que la pensemos un poco entre todos.


Creo que, a veces, un tanto superficialmente, tendemos a creer que la forma es lo superficial, sólo porque, a primera vista parecería ser "lo que está afuera".

Cuando la forma (aristotélicamente hablando) es más relevante que la materia en la cual se imprime.
Conste que estoy diferenciando "forma" de "envase". El envase ni siquiera es una parte de la cosa. La cosa (si está "envasada") está adentro del envase y tiene su propia forma.
Por supuesto que, hablando de cosas hechas por el hombre hay formas que no significan nada. Una pastilla de veneno puede tener la misma forma que una pastila de azúcar. 
Pero eso no sería en este caso a lo que me estoy queriendo referir. 
En la naturaleza, las formas suelen tener relación con la esencia. 
Por lo general, en la naturaleza, el veneno parece veneno
Huele como veneno o sabe como veneno. 

Forma, entonces, no es sólo "lo visual". Tenemos cinco sentidos (o más) para detectar diverso aspectos de "la forma". 

Hasta los animales se guían en la supervivencia por alguna de estas modalidades de la forma.
Yo no sé nada de química. Pero me parece que aún distintas sustancias pueden tener los mismo elementos. La diferencia consiste en la forma en que los mismos se ligan entre sí.
El grafito y el diamante, tienen la misma "materia", organizada distinto.

Pero bueno...

¿Qué carajo tiene que ver todo esto con la psicología?

En muchos casos, el "cómo" es mucho más importante que el "qué".


Ejemplos:


-Un regalo barato envuelto con mucho cuidado y dedicación es preferible a uno caro envuelto descuidadamente o entregado con displicencia o desprecio.

-Una crítica expresada con amabilidad es preferible a un halago dicho con agresividad o sarcasmo.
-Una buena idea mal transmitida puede ser más estéril (o incluso peligrosa) que una mediocre bien transmitida.
-Un razonamiento vale más por su forma que por su contenido. Si su forma es falaz no importa qué elementos tengan las premisas, el resultado va a ser una porquería.
-Finalmente, como escribí alguna vez en otro post, un gato pasado por una picadora de carne deja de ser un gato porque pierde su forma. Se transforma en carne picada.


No sólo los psicólogos sino cualquiera medianamente despierto sabe que dice más de una persona no "lo que dice" sino "cómo lo dice". 
Que muchas veces, el lenguaje gestual desmiente lo que los labios afirman.

Un cacho de barro deja de ser "sólo barro" cuando un artista, trabajando sobre su forma, lo convierte en escultura.
El mismo martillo puede servir para clavar un clavo o para sacarlo, según la forma en que se lo use.

Quizás no podamos mover una piedra si la golpeamos con un palo, pero sí si el mismo palo lo usamos como palanca.


De la forma de percibir nuestra realidad depende nuestra vida.

La realidad es el qué. Pero el cómo es la forma de abordarla.
Un mismo evento puede ser una desgracia o una oportunidad, según la forma en que se lo aborde.

Nuestra vida es el qué. Es lo que es. 

Pero lo que hagamos con ella depende del cómo de cada qué.
El qué es lo que percibimos como "lo dado", lo determinado y la determinación misma.
Pero en el cómo reside nuestra oportunidad de libertad.
En el cómo también reside el para qué.

Creo, para terminar, que los humanos devenimos personas por la forma... nuestra forma de pensar, nuestra forma de sentir, nuestra forma de actuar...


La forma, entonces, es lo que hace valioso o despreciable el "contenido", que en este último caso sería nada más ni nada menos que el ser persona.


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